No hagas cosas buenas que te sacarán los ojos. Segunda Parte.
La frase que da nombre a una entrada de este blog por segunda vez, no augura un buen destino a aquellos a quienes se les aplique, sin embargo, las historias a las que podría servir de moraleja, son muchas. Enumerarlas, aparte de tedioso y aburrido, es imposible; así que es mejor olvidar ese detalle. Es mejor recordar, como todo el mundo sabe que cuando se desea ejemplificar una situación en la historia que ha pasado más de una vez, se puede hablar de la que sucedió en tiempos del Imperio Romano. Seguramente será de las más interesantes y de los mas bellamente ejecutadas. Como decía Marx, quien a su vez recordaba a Hegel, los momentos de gran importancia en la historia ocurren primero como un drama y después... como una farsa. De ahí que me atreva a pensar que estos actos degenerán cuantas más veces se repitan en el tiempo. Es por eso del descontento y asco vomitivo in crescendo hacia las absurdas pantomimas de los guiñapos políticos de nuestros días, pero eso es otro tema. Sabemos